LA LUZ

Como el brillo que irradia
un campo de trigal dorado
removido por la brisa de los días felices
y el recuerdo de proezas y hazañas de antaño;
donde cada espiga se eriza y auto-desbroza
al resplandor cándido de tibias
y acaecidas reverberaciones fotovoltaicas.

Como un tímido rayo solar
que se filtra por las hendijas
de la más borrascosa tormenta,
proyectando luminiscencia
en la más oscura, fría y olvidada comarca

Como una iridiscente proyección
de polvo cósmico interestelar,
así es la luz verdadera,
la que sublima incandescentes visiones
de irreconciliables devenires;
la que inyecta y eyecta el plasma
de absolutamente todos los flashes
delirados en mis alucinaciones;
la que se apropincua, abriéndose paso,
a la hora de la más inspiradora contemplación,
cuando el silencio más profundo y penetrante
se apodera en pleno de todo el éter interplanetario,
y la más pura y perfecta inmensidad
se vuelve un ingenuo y microscópico punto,
desde donde se engendra,
por decenas de centurias y milenios,
toda la magnífica luz que hoy conocemos.

Quinquela Bartertulia, Bariloche, 25/6/2014

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